jueves, 6 de septiembre de 2012

I'll be alright - Passion pit

Ante la avalancha de próximos lanzamientos discográficos que acaecerán este otoño, quisiera continuar este mes de septiembre repasando aquellos que han sido editados este año y aún no han tenido su merecida reseña por estos lares. Siguiendo en la línea del anterior post, hoy hablo de otro de mis discos de este verano, "Gossamer", segundo trabajo de esta banda norteamericana de electropop a la que justo me enganché a principios de este verano, que hace relativamente poco que pasó por aquí y que al poco de engancharme a su disco de debut editaron su segunda entrega, por lo que probablemente haya sido una de mis bandas de este verano.




Siguiendo con la premisa de hace dos días, sobre la dificultad del segundo disco, estamos otra vez ante una reválida superada. Poniendo los mismos elementos de pop electrónico alegre, sin pretensiones y hecho con buen gusto que caracterizaron su debut en la coctelera, han dado lugar a doce nuevos temas que consiguen transmitirnos esas mismas sensaciones de buen rollo y alegría. Lo cual no deja de resultar curioso si tenemos en cuenta el historial de trastornos mentales y cierta tendencia al suicidio que presenta su cantante, que le ha llevado a suspender varios conciertos de su gira por razones, según él mismo comentó en su momento, “de salud mental”. 

Debe de ser la música su vía de evasión, de escapatoria, o quizás ello es el secreto de ese sonido tan desenfadado y desacomplejado que caracteriza este conjunto. Presentado con un  excelente single con las revoluciones un poco más bajas de lo esperado pero potente , ese “Take a walk” que nos puso a todos a la expectativa y con ganas de más, se desglosa con una variedad de temas, desde esa bomba que es “I’ll be alright”, que acompaña la reseña, hasta el dulce “On my way”, pasando por los coreables estribillos de “Carried away”, “Love is greed” o “Hideaway”, la potencia de “Mirrored sea” o volviendo a bajar un poco las revoluciones con “Constant conversations” o “It’s not my fault, I’m happy” para dejarnos reposar un poco, aún sin dejar de sonreír. Ese rosa difuminado de la portada probablemente sea todo un reflejo de lo que alberga.

Un álbum repleto de sintetizadores brillantes y variados, de coros alegres y participativos, y con la misma luminosidad y alegría de su debut pero sin hacerse repetitivos ni monótonos. Quizás falte un “The reeling”, absoluto temazo del anterior trabajo, pero en su conjunto llega al mismo nivel del mismo. Probablemente uno de los álbumes de este verano, ideal para olvidarse de todo y sonreír por un momento. Espero que os guste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué os pasa por la mente?