lunes, 15 de julio de 2013

Hit me - Suede (Festival Cruïlla Barcelona 2013)

El Cruïlla Barcelona es un festival, como poco, curioso. Se caracteriza principalmente por un gran eclecticismo. No hay una línea estilística definida, ni un público diana específico, y cada año el cartel es de lo más variado. Se mezclan en él propuestas indies, hip-hop, música de mestizaje y algún que otro clásico. Ello unido a su precio económico (al menos, para ser un festival de ese calibre en Barcelona) hace que la mezcla del personal que por ahí pulula sea de lo más curiosa. Mi primer contacto con el festival fue hace dos años, donde a duras penas pude disfrutar de un Iron&Wine bajo la solana de las 7 de la tarde y entre un público escaso y completamente ausente, pero en el que presencié un conciertazo de Jack Johnson. Mis impresiones por entonces no fueron del todo positivas, quizás la cercanía y el listón festivalero tan alto que te deja un Primavera sea algo difícil de superar, pero el cartel del viernes de este año, compuesto por Cat Power, Rufus Wainwright, Billy Bragg y sobretodo Suede hizo que me animara a ir. Fue una tarde-noche variada y de diferentes impresiones, a las que dedicaré las próximas líneas.


Llegué con mis amigas Adriana y Laura justísima para ver a Cat Power. Tenía muchas ganas y mucha curiosidad por verla ya desde hacía mucho tiempo. Vi el concierto ya empezado y en un contexto poco apropiado para una propuesta como esa. Fue un tanto extraño, ya que la cantante quizás no tenía su mejor día en cuanto a voz, su actitud era un tanto autista respecto al público  Pero lo peor era que, incluso desde las primeras filas, se oía a la gente hablar como si se tratara de un concierto de fiestas de pueblo (os juro que ni en la Mercè he visto algo igual). Cantó muchas de su último trabajo como "Manhattan" o "Ruin" (que acertadamente escogió para acabar el concierto y aún dejarnos con algo de buen sabor de boca) junto con algunas ligeramente irreconocibles de trabajos anteriores, en un show desubicado y bastante flojo. Quizás un festival al aire libre (y menos aún este) no sea el contexto más adecuado para ver a Chan Marshall en directo, pero algo me dice que la cosa no mejorará demasiado en sala. Pero había que quitase la espinita, y mejor hacerlo en una ocasión así.


Si algo bueno tiene este festival es la proximidad entre escenarios. Nos desplazamos al principal, el contiguo Estrella Damm, organizado de manera extraña (y desacertada, todo sea dicho) en el emplazamiento del maravilloso Ray-Ban del Primavera, para ver a otro de los platos fuertes del día, Rufus Wainwright. Con aún en la memoria las emociones sentidas el año pasado cuando lloré como una magdalena en su concierto del Primavera, cuál fue mi sorpresa (y mi alegría) al ver que sería un show totalmente distinto al que vi por entonces, ya que apareció Rufus solo sobre el escenario, alternando piano y guitarra en un set totalmente acústico. Una auténtica delicia, una demostración de maestría, carisma y saber hacer, con su preciosa voz en pleno estado de gracia. Sonaron maravillosas al desnudo tanto canciones de su último disco como "Jericho", "Out of the game" o esa "Montauk" que nunca dejará de emocionarme, como temas anteriores y variados como "Cigarrettes and chocolate milk" o "California". Incluso se marcó su versión del mítico "Halleluyah" de Leonard Cohen. Pero aún con todo esto sobre el escenario, Rufus tuvo que enfrentarse a un vergonzoso panorama de un público irrespetuoso y parlanchín, incluso en las primeras filas, hasta el punto de tener que pedir por favor que la gente hiciera silencio para un sentido tema que había dedicado a Jeff Buckley. Algo que me pareció indignante e incomprensible para un festival no gratuito, y una falta de respeto colectiva que a muchos nos fastidió un poco lo que fue un enorme concierto. Uno de los puntos negativos del mismo, y del que ya venía advertida por lo sucedido dos años antes ante Iron& Wine. Una lástima.




Próxima parada, escenario Time Out, allí donde antes ponían el entrañable ATP del Primavera (sí, la nostalgia es inevitable). Sobre el mismo, Billy Bragg, cantante británico al que conocía sobretodo por sus colaboraciones con Wilco. Folk y country con garra dados de la mano dando lugar a momentos bonitos e íntimos junto con otros bailongos, regado con reivindicaciones políticas entre canción y canción. Cantó "California stars" y quedamos todos catapultados, felices y listos para afrontar lo que venía a continuación.



Porque sí, uno de los grandes reclamos de la jornada era Suede. Una asignatura pendiente de hacía mucho tiempo para mí, todo pintaba a un auténtico revival adolescente. Llegando escasos cinco minutos antes del concierto pudimos coger un buen sitio (algo impensable en otras citas festivaleras, otro punto a favor de este), donde pudimos ver a un Brett Anderson & co en plenísima forma. Tuvimos la impresión en todo momento de tener delante al mismo Brett Anderson de los videoclips de los años 90, con la misma cara y, lo mejor, la misma energía. Porque realmente lo dio todo sobre el escenario, desplazándose de un lado a otro, interactuando con el entregado público (aquí sí, se vio claramente a qué venía la mayoría de la gente) y ofreciendo un gran concierto. Llamando a nuestra nostalgia britpop adolescente haciéndonos gritar con ese "Trash" que me puso los pelos de punta, "Animal nitrate" o "Beautiful ones", rescatando alguna menos conocida pero reivindicada como "The wild ones", y también dejando lugar para los temas de su último disco también, entre los que destaca sin duda alguna este "Hit me" que acompaña la entrada porque que desde que apareció a principios de año es candidata clara a una de mis canciones de este 2013. Un objetivo de concierto totalmente cumplido y superado con creces, que nos dejó varios buenos (y divertidos) momentos compartidos  con mis compañeras de hazañas estivales de este principio de verano.




Me quedé esperando a los compañeros de Crazyminds que andaban por el recinto, Álex y Jordi, con los que me reuní para ver a Standstill en directo. Tenía curiosidad por verles, siendo una banda de la que me cuesta aguantar un disco entero pero que tiene varias canciones que me llegan hasta el tuétano. Era el turno de presentar su último disco mediante un nuevo espectáculo en el que, sencillamente, presentan las canciones en orden una tras otra. Quizás por la dificultad del mismo, por la hora y el cansancio que pedía algo más movido para remontar, no acabó de calarme el directo, aún con la cuidada escena y esa voz tan bonita que tiene Enric Montefusco que sin duda es el gran reclamo de la banda. Sí, no negaré que eché en falta "Adelante, Bonaparte" (y seguro que no soy la única).


Eran ya altas horas de la madrugada y me apetecía ver algo más, algo que acabara de machacarme los pies, si pudiera ser. Y cuál fue mi suerte al escoger a unos Whomadewho que desconocía por completo para toparme con una propuesta más fiestera imposible, mezcla infalible de guitarreo y electrónica, que en algunos momentos me recordó a unos Franz Ferdinand más simples. Ideal para echarse esos últimos bailes que se requieren a esas alturas e irse a casa con una sonrisa, aunque no paliara el tremendo dolor de pies que apareció al poco de abandonar el Forum para encarar la larga y tediosa vuelta a casa. Tras una buena velada musical en muy buena compañía que, aún con sus momentos críticos, estuvo llena de sorpresas y muy buenos conciertos al aire libre, al manto de una brisa que esta vez fue cálida y sin traición.

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