miércoles, 26 de febrero de 2014

Carnival - The family rain

A veces sólo es una cuestión de desahogarse. De sacarlo todo, de tocar fondo y renacer, de que alguien te dé la confianza para hacerlo. Adelante. Porque después de todo la tormenta pasa en un segundo, te vas a dormir y al día siguiente sientes que eres alguien totalmente nuevo. Y de repente el día toma un cariz sorprendente, eres capaz de hacer lo que hasta ese día no te atreviste a hacer, recibes una esperada noticia y vuelves a casa con más energía que nunca, con mil cosas que contar de repente y muchas ganas de sonreír otra vez.


Ya puede ponerse el resto de la semana bizarra, sentir que quieres que acabe, que ya no puedes con tantas cosas, con tantas emociones, con tanta montaña rusa emocional a tu alrededor, que al final todo te da igual. Aunque desees que los siguientes días sean aburridos e insulsos, que vuelva una cierta normalidad todo a tu alrededor. Todo es una cuestión de tomárselo con filosofía y nuestra bebida favorita por delante. Y por supuesto, nunca solos sinó con la mejor compañía del mundo, sea la que sea. Porque al final hay muchas cosas con solución y esta es más sencilla de lo que nos creemos.

Tras la tormenta esta canción se incrustó en mi cabeza y sus uh uh uhs fueron la gasolina que necesitaba para afrontar la calma. El tema que abre "Under the volcano", el álbum de debut de esta formación inglesa que, sin ofrecer nada que no hayamos escuchado antes, facturan temas alegres y desenfadados, rítmicos, con buenas melodías y estribillos y buenas dosis de guitarrazos pop llenos de energía. Una canción soleada y cálida como este invierno extraño que estamos teniendo, ideal para impregnarse de energía y salir a la calle con una sonrisa. ¿Quién no ha sentido nunca ganas de echarse unos bailes enmedio de la calle y protagonizar su propio musical?



martes, 18 de febrero de 2014

I should live in salt - The National

Vivir en un limbo de felicidad continua y ser consciente de ello hace que cuando algo te hace topar con la realidad caigas en modo montaña rusa y dejes de sonreír por unos días. Y la gente, acostumbrada a verte siempre con la curvatura en los labios y oyéndote reir desde kilómetros de donde estás se extraña, y te pregunta, y te da la sensación de que no tienes ningún derecho a estar así. Y es que en realidad es así, porque la vida no va a ser siempre ese limbo en el que vives y es lo que hay. Algún día te tocará relativizar la felicidad y disfrutar de verdad de las pequeñas cosas si no quieres hundirte. No valdrá entonces vivir de la nostalgia si no quieres acabar en el pozo.

Entonces topas con un día gris y casi decides voluntariamente fundir tu estado de ánimo con el día y retroalimentarte, regodearte en él, sentir que te rasca la espalda. Quizás porque no has podido desahogarte, porque te da vergüenza hacerlo, porque casi te da vergüenza sentirte así. Porque lo mejor que podrían hacer contigo es pegarte un tortazo para que con él se fueran volando todas las tonterías que tienes en la cabeza. Porque en el fondo no son más que eso, nimiedades, preocupaciones del mañana contra las que poco o nada puedes ni podrás hacer más que afrontarlas si algún día resulta que finalmente se hacen realidad.

Con todo lo que me ha ido pasando desde que escribí las últimas líneas por aquí y ha tenido que ser hoy y en este estado cuando me he decidido a llenar el blanco de la nueva entrada de blogger. Con la de canciones que podrían haber pasado y no lo han hecho, para acabar poniendo la que inaugura el último disco de The national, un disco que nunca pensé que me iba a costar tanto escuchar entero pero que poco a poco me atrapa. Que tendré la oportunidad de ver en directo, si los benditos solapamientos no lo impiden, en la próxima y apetitosísimas edición del Primavera Sound. Una canción y un disco que de repente hoy se me hicieron imprescindible y me resultan la banda sonora ideal para acompañar este pequeño desahogo. Prometo volver positiva.

I Should Live in Salt by The National on Grooveshark