viernes, 11 de diciembre de 2015

Technicolour beat - Oh Wonder

A finales del mes de Julio, enmedio del revuelo que había a mi alrededor, escapé con mi mejor acompañante una semana por el País Vasco. Un viaje sencillo y sin muchas pretensiones más allá de desconectar, compartir unos días juntos y si, podía ser, no pasarse de presupuesto. Un viaje que finalmente resultó mágico e inolvidable, aunque puede que sea una visión totalmente subjetiva y fruto de sus circunstancias y lo que significó.

Uno de los días, mientras atravesábamos bosques salvajes y campos verdes interminables, con el pertinente cielo gris amenazante encima nuestro, sonó en la radio una canción a la que analizaban con detenimiento y de inconscientemente me quedé con trazas del título y el grupo que la interpretaba. Referencias a The XX y Portishead, voces de chico y chica y un ritmo pausado pero marcado. Un cóctel que a las horas de la mañana en las que sonó y en ese contexto me resultó tan evocador que se fundió de inmediato con el paisaje.



Pocos meses después me topé en la radio con varias más de sus canciones que, inconscientemente, me provocaban un efecto similar, esta vez sin un entorno tan bucólico pero igualmente evocadoras. Hasta que un día volví a escuchar la primera y el círculo se cerró. Oh Wonder. "Technicolor beat". Reconocí nombre de grupo, busqué en Spotify el disco y con todo ello realicé uno de los mejores descubrimientos de este año.

A determinadas alturas de escucha de música empieza a ser difícil que algo nuevo me resulte realmente refrescante e innovador. O sencillamente que me cale lo suficiente como para que enseguida cope mis horas de escucha, lo vuelva a escuchar al cabo de semanas y me resulté igualmente estimulante. Y este delicioso dúo londinense lo logró, con un brillante debut homónimo lleno de delicadeza, intimismo y ritmo. Dos voces familiares bien combinadas que curten canciones sencillas y variadas a golpe de suaves y a veces casi imperceptibles beats electrónicos revestidos de elegantes pianos, acompañados en algunos temas de elementos de producción como cuidados vientos que le dan aún más elegancia al conjunto.

Una foto publicada por Oh Wonder (@ohwondermusic) el

Que las combinaciones de voces chico-chica son una auténtica debilidad para mí no es ninguna novedad. En este caso, ambas voces cantan de la mano todo el tiempo, sin robarse el protagonismo en ningún momento, compartiendo la intensidad de cada estribillo, cada momento íntimo, en perfecta harmonía, dándole la réplica a la vez a los elementos que les acompañan.

Música para días de poca luz y mucho recogimiento, sin matices tristes o melancólicos sinó para crear el efecto contrario, que nos llenen de calidez y nos acojan con la sonrisa que sobresale entre las líneas de voz de sus melodías. Os encomiendo a que os dejéis llevar por ellas, no os arrepentiréis.


lunes, 7 de diciembre de 2015

Gimme all your love - Alabama Shakes

Si en la entrada anterior reivindicábamos los sonidos atemporales, hoy podemos permitirnos el lujo de seguir haciéndolo pero desde otra perspectiva musical. Sin cambiar de país ni quitarnos las guitarras de las espaldas, nos vamos un poco más al sur y le añadimos la imponente voz negra de Brittany Howard y mucho toque soul, para llegar con todo ello a Alabama Shakes y su segundo trabajo, "Sound & colour".

Con todos estos elementos, la formación de Alabama nos impregnan de un ritmo guitarrero suave pero contagioso con temas como la infalible "Don't wanna fight", la enloquecida "The greatest", la juguetona "Shoegaze" o las veraniegas "Future people" o "Guess who", nos llenan de intensidad con "Dunes" y también nos da un respiro íntimo con canciones como "This feeling" o "Miss you". Canciones que nos hacen soñar y que van más allá de la melodía, mecidos por la batería, la guitarra, las orquestaciones cuando aparecen y, ante todo, esa Brittany Howard que bebe de e infunde respeto infinito a las grandes divas del soul como Nina Simone o Etta James.

Y a mitad de disco, unas guitarras intensas y breves explotan entre una dulce melodía del mismo instrumento para que a continuación Brittany nos llegue al alma dulcemente antes de que todo vuelva a explotar en el estribillo y el desesperado "Gimme all your love" salga de sus entrañas dando lugar a un tema desgarrador que desemboca finalmente en un intenso instrumental que responde adecuadamente al estribillo y le da el toque final. Tan hiriente como liberador, una de esas canciones con las que pasar página. Un indispensable para esos momentos en los que todo nos supera.




jueves, 3 de diciembre de 2015

Cavalry captain - The Decemberists

Este año apura su último mes y yo casi que no he escrito ni una sola línea en estos lares. Y lo curioso es que el mismo ha dado tanto de sí musicalmente que casi es un pecado no haberlo hecho. Ahora que retomo ligeramente la actividad por aquí, es sin duda el momento de ir mencionando algunas de las canciones y discos más destacados de 2015, que no han sido precisamente pocos.

Qué difícil decidir por cuál empezar si mi intención es dar un descanso a las crónicas o impresiones de concierto, que ya os adelanto que acompañarán muchas de las entradas. Así que me decidí por lo primero que apareció por mi cabeza, con canción incluída, casi a modo de impulso, de primer pensamiento. The Decemberists sacaron "What a terrible world, what a beautiful world" en Enero y por ello parece que hace un lustro que sus canciones forman parte de nuestras vidas. Y es que desde la primera escucha se nos inspiraron atemporales, entrando a la primera pero sin cansarnos en ningún momento, conscientes de la grandeza de su conjunto.

Que The Decemberists conciban un álbum redondo no es ninguna novedad. Ya lo hicieron en 2011 con "The king is dead", que tuvo su merecido lugar en este espacio en su momento, así como anteriormente con obras como "Picaresque" (2005) o "The crane wife" (2006). Así que por si no fuera suficiente aparecen cuatro años después y nos plantan un discazo como una catedral, todo un despliegue de medios y de saber hacer, con toda su personalidad y esa visión tan particular pero a la vez tan familiar de leer y entender la música americana. Sonidos de toda la vida hechos con tanto mimo y amor por la música que es imposible que no nos emocionen. Con exactamente la misma receta de siempre, combinan los mismos ingredientes a diferente orden y cantidades para que el resultado sea sorprendentemente diferente, cómo sólo los grandes maestros saben hacer.

Y así se nos presentan íntimos en la inicial "The singer adresses his audience", "Lake song", "Til the -water is long gone" o "12-17-12", intensos y emocionales en el canto desesperado de la preciosa "Make you better", juguetones y dulces en "Philomena" o "Anti-summer song", o tradicionales en ese "Better not wake the baby" que les devuelve a sus raíces musicales. Así, a modo de resumen, porque cada canción aporta un matiz diferente al sonido maduro del conjunto, otra lección más de buen hacer musical que sumar a su historia.

No es que en el conjunto destaque "Cavalry captain", no. Es una elección puramente personal. Por mi estado mental cuando salió y ahora mismo, por su ritmo, su positivismo y su alegría, porque se me hace irresistible y me entran ganas de cantar "I am the cavalry captain, I am the remedy to your heart" por todos lados. Y porque me resulta tan rematadamente deliciosa como ese "When you shine, shine your eyes" y todo lo que (y a quien) me evoca. 

martes, 1 de diciembre de 2015

Some days I'm golden all night - Josh Rouse

Corrían los meses de otoño e invierno previos al nacimiento de este espacio cuando descubrí a Josh Rouse y escuchaba su "Subtitulo" en bucle. No tardé, efectivamente, en pasarlo por aquí, con esa "Quiet town" que, víctima de su uso (y abuso) en publicidad, ha quedado relegada a un injusto segundo plano emocional. Ciertas referencias negativas respecto a su directo leídas por internet me desanimaron en su día a acudir a alguno de sus conciertos, pero cinco años después, tras la insistente sugerencia de mi amiga Adriana y la persistencia en mi cabeza del tema que acompaña estas líneas, me animé a acompañarla de excursión a Terrassa a verle, por qué no.


La tarde fría de domingo con calles peatonales llenas de gente abrigada, de esas que invitan a un chocolate, resultó un encantador contexto para recibir el cálido folk del californiano afincado en Alicante. El marco, la Nova Jazz Cava, un lugar alto con olor a elegancia musical, decorado con mimo y referencia al festival de jazz de la ciudad que le da vida. Y sobre el escenario, el pequeñito y sonriente Josh acompañado del músico valenciano Chema Fuertes alternando guitarra y batería y ejerciendo de segunda voz.


Y a partir de ahí, una exhibición de saber hacer musical. Un cantante de bonita voz que canta y toca como si se rascara la nariz, sin mostrar ningún tipo de esfuerzo ni dificultad, como si la música brotara de su cuerpo sin más. Que junto con su brillante acompañante reconstruyeron sus canciones con tanto mimo como las producciones que las envuelven en disco pero de manera mucho más sencilla. Haciéndonos disfrutar de las dos caras del folk, la festiva y la más íntima, recordándonos el por qué del género que, combinando con gracia las dos, nos llega al alma y nos hace felices. Como la felicidad con la que inundaron la hora y media de recital y nos reconcilió con el mundo aunque fuera por unas horas.


¿Sabéis aquella sensación de sorprenderte conociendo la mayor parte del repertorio sin ser consciente de ello? Pues eso, razón por la cual creí reconocer la animada "Givin' it up" que hacía milenios que no escuchaba, junto a otras delicias como "A lot like magic", "Julie (Come out of the rain)" , "Lemon tree", y varios temas del aclamado "1972" como los efectivos "Sunshine (Come out lady)", "Come back [Light therapy]" o la "Slaveship" en la que nos invitaba a darle la réplica en el estribillo y intentar que el público, un tanto tímido, rompiera un poco el hielo del concierto en asiento. Y, aún sin ser consciente de haberla escuchado antes o no, no podré olvidar la canción con la que se fue al bis, "The ocean", que nos dejó conmocionados, ni la final "Love vibration" y el paseo rodeando la platea con que la acompañaron, a guitarras y voces a pelo invitándonos a cantar con ellos, regalándonos un momento más a sumar a la infinita lista de momentazos musicales de nuestra vida.


Y, entre todas sus míticas, algunas de las que componen su úlltimo trabajo, "Embers of time". Otra de las razones por las que me animé a acudir a la cita, por ser uno de esos discos que han llenado de banda sonora más de un momento de este año, un trabajo que puede que no aporte nada nuevo al sonido del músico pero que rezuma encanto en todas sus notas y se hace representante y seña de su sonido familiar pero único. Prueba de ello, la animada "Crystal falls", las americanas "Jr worried blues" o "New Young" (guiño innegable y pequeño homenaje a Neil Young), la ritmica "Too many things on my mind" y, como no podía ser menos, "Some days I'm golden all night", canción que impregna mi día a día actual y reconforta e intenta quitarle hierro a la incertidumbre y la montaña rusa emocional que protagoniza estos meses de mi vida. La música, finalmente, como infalible terapia.

Some days I'm golden
Other days I'm bad
It all depends on the weather

And how many drinks I've had

But I'll keep on movin'
Baby I can't slow down
The last few years it's been a struggle
To get along and hang around

Now the city's fast asleep
I'll go walk these empty streets
All night

I'm getting older
Solid for these shoes

I lean heavy on ambition
And I mostly feel abused

But some days I'm golden
Some days I'm bad
It all depends on my wallet
And the lucky streak I've had

Now the city's fast asleep
I'll go walk these disco streets
All night

Now it's the right time
To set things straight
I'm not ready for an upstart
I'm too proud to make a change 

But some days I'm golden
Some days I'm golden
Some days I'm golden 
All night